31 de mayo de 2006

Generaciones

Lucius Dimas cavó con sus propias manos en la tierra seca. Arañó la rústica superficie cubierta de piedras, compacto caparazón de lajas astilladas, sin hacerle caso al dolor punzante, ni a los colgajos de piel en sus dedos. Cavó incansable durante años incontables, hasta que descubrió el rostro de su padre. Con un esfuerzo final retiró el material que lo cubría desde hacía tanto tiempo y se derrumbó en un rincón del foso.
Jerónimo Dimas abrió los ojos y se dio la vuelta, se puso sobre sus rodillas, ignoró el cuerpo inerte de su hijo y comenzó a cavar. Utilizó sus dedos como arado y abrió surcos cada vez más profundos en el lecho de aquel agujero. No reparó en los días y las noches que se sucedían interminables a su alrededor. Cavó hasta que su carne no fue más que un pedazo de materia inanimada y sus brazos crispados se agitaban sin control. Su útimo aliento se difundió trémulo, pero apremiante, en cinco centímetros de suelo y estremeció un pensamiento postrero de su padre: Zacarías, abuelo de Lucius, y lo trajo a la conciencia y a la sensación perentoria de una tarea por cumplir.
Zacarías apartó el cuerpo de su hijo y empezó a cavar con frenesí. Al final de un tiempo indefinido desenterró a Jonás; eventualmente éste a su vez a Eneas y luego éste a Tomás... Secuencia inversa casi infinita de hijo a padre, de padre a abuelo, de abuelo a bisabuelo... hasta el origen de la genealogía. Excavando con las manos sangrantes en aquella tierra inhóspita hasta completar el ciclo, una y otra vez.
Solitaria tarea la de los condenados en la antigua meseta de Leng.

24 de mayo de 2006

Oro en el Klondike

Todos los años llega este día y generalmente me viene a la memoria Rico Mac Pato, quien siempre que tenía la oportunidad y había auditorio, echaba el cuento de cómo consiguió la primera pepita de oro en el Klondike. No son exageraciones mías, tengo a Donald y a Hugo, Paco y Luis como testigos.
Quizás son chocheras que vienen con la edad, pero cada año, el 24 de mayo, al arrancar la hoja del calendario (o tachar el númerito en el cartoncito del mes) recuerdo que hace tantos años un grupo de locos se puso de acuerdo y formó un club que por milagros de la entropía ha trascendido al nuevo siglo.
Pensándolo bien, debo ser un optimista incurable (y no lo digo por la situación del país, que parece endémica) al soñar todos los 24 de mayo que UBIK va a perdurar otro año más. Además debo ser optimista patológico al permitirme tal liberalidad de arrancar la hoja del calendario de un día que aún no ha trascurrido. ¡Dígame la barbarie de tachar el número, cuando no sabemos si los marcianos van a llegar antes de mediodía en sus artilugios luminosos y reducir a la humanidad a polvo de estrellas!
Pero no creo que muchos de nosotros nos detengamos a maquinar tan funestos pensamientos, aunque a pesar de ello, pocos nos atrevemos a arrancar la hoja del calendario antes de que finalice el día. A lo mejor un Alzheimer infinitesimal, latente, nos obliga a conservar ese recuerdo del día, para que a la mañana siguiente recapitulemos sobre las vivencias del día anterior mientras tiramos sus restos a la papelera.
Así es que, marcianos o no, todos los años el 24 de mayo me pongo a rememorar como Mac Pato acerca de mi pepita de oro en el Klondike. Hace 22 años creamos el club de Ciencia Ficción de la Universidad Simón Bolívar; UBIK para más señas. Fue un jueves neblinoso por la tarde. Afuera las nubes se colaban veloces entre los pinos. Adentro, tras las ventanas del edificio de Básico II (actualmente Ciencias Básicas II), discutíamos ante un pizarrón manchado de tiza cuál sería el nombre de la asociación. Al terminar la reunión teníamos nombre: UBIK, en honor a Philip K. Dick. Asimov quedó finalista y fue una fortuna.
Tal vez sea lo que hay de obsesivo en mi personalidad, pero siempre termino machacando esos recuerdos, igualito que Rico Mac Pato y su anécdota.
Tal vez sea obsesivo, pero mi hija mayor también nació un 24 de mayo.
Sólo me falta encontrar pepitas de oro en el Klondike.

11 de mayo de 2006

Gantz: sexo y violencia

Gantz es el nombre de una serie de anime de 26 capítulos que recientemente transmitió el canal de cable Animax. Sin el apoyo de la lectura del manga original en el que se basó el anime, les resumo de qué trata la serie japonesa: Gantz es un ente (vaya a saberse su origen, en el anime no se aclara) que dirige a un grupo de personas en misiones con objetivos definidos.
Hay varias peculiaridades que distinguen lo que parece un cuento simplón: Las personas participantes en el "juego" de Gantz ya han muerto y el cumplimiento de los objetivos de la misión es vital para no volver a morir.
La historia del anime se centra en tres personajes (dos muchachos y una muchacha), como es costumbre en el cómic japonés los personajes principales son tan jóvenes como es posible, todos casi preadolescentes. Los dos muchachos mueren en la línea del metro intentando salvar a un mendigo, la muchahcha es víctima de un suicidio. La forma de morir no es lo importante, lo necesario es estar muerto en el momento justo. Entonces Gantz, por quién sabe qué medios, te transporta hasta una habitación donde asigna las misiones.
Matar, matar y después destruir, pero sin olvidarse de matar, es el objetivo último de estas misiones. Matar seres extraños, estrafalarios... denominados alienígenas en la serie, pero que pueden ser cualquier cosa dentro del universo de la fantasía.
Con un objetivo tan claro, la violencia viene sola. La tasa de mortalidad de los participantes en las misiones es elevada. Pocos sobreviven, la mayoría termina por sucumbir por segunda vez en los escasos sesenta minutos que dura una misión. Toda una variopinta colección de lesiones es causada por las armas que Gantz pone a la disposición de las personas resucitadas. Desmembramientos, implosiones, explosiones, sangre y órganos desparramados por doquier es la nota predominante.
Sin embargo, si sólo fuera violencia, una matadera sin razón, el anime poco interés me hubiera ofrecido (a menos que piensen que mi morbo es un tanto enfermizo... y no los culparía de pensar tan mal de mí), pero Gantz es una intriga constante sobre las razones para tal "juego", de las motivaciones del "maestro del juego" para organizar tales eventos de circo romano.
Tampoco se queda allí la serie. Están los conflictos de los personajes principales y sus tragedias, y las desgracias más pequeñitas que aquejan a los personajes secundarios. Por ejemplo, Kurono Rei, uno de los protagonistas, es un adolescente que tiene hormonas y feromonas hasta debajo de la pituitaria. Sus fantasías sexuales matizan su percepción del juego de Gantz, y terminan por contaminar el enfoque y la estética de la serie. Literalmente.
Gantz no es apta para menores de edad, aunque quizás ya sea innecesario decirlo.
La serie desarrolla cuatro misiones (muchas menos que el manga) y termina abruptamente en el capítulo 26 con un final poco menos que incomprensible... cualquier idea que se nos ocurra puede satisfacer nuestras dudas ante ese desenlace, pero seguramente tal respuesta lo único que logrará es generar más preguntas. Según los otakus el manga es más benigno con el lector...
Véanlo prevenidos.

2 de mayo de 2006

Scifipedia

El canal de ciencia ficción por cable SciFi Channel acaba de poner en línea una enciclopedia de CF en inglés: Scifipedia. El sitio está apenas dando sus primeros pasitos y no tiene mucho contenido (apenas poco más de 1000 artículos). También está en minusvalía con la Wikipedia por la cantidad de información que contienen los artículos de ésta en comparación con la magra información que ofrece la Scifipedia. Por ejemplo, la entrada a la película "Galaxy Quest" que la Scifipedia promociona en la sección "Did you know?" del día de hoy, es mucho más detallada en la Wikipedia que en la Scifipedia, como pueden confirmar siguiendo los enlaces.
La Scifipedia tiene algunas ventajas relativas: está especializada en el tema de la CF y ofrece información que no se halla en la Wikipedia, como el dato que los creadores de la película "Galaxy Quest" asistieron al acto de entrega del premio Hugo que esa película ganó en el año 2000. Bueno, por eso digo, las ventajas son relativas...
Para nosotros, los que hablamos español, tenemos la Wikipedia en español y la Enciclopedia de Fantasía y Ciencia Ficción de Golwen, fundada por Martín Cagliani.