Eurocopa 2004: Portugal ganó, España perdió.
Un 50% de mis genes están contentos, pero un 12,5% (aproximadamente) está triste.
El ser humano nunca está conforme. ¡Cosa curiosa la genética!
21 de junio de 2004
18 de junio de 2004
Eternamente
Los días más cálidos no fueron producto de un efecto invernadero. Los más sabios supieron que el final era inevitable y lo vislumbraron aún antes de que fuera certidumbre. Inventaron con su gran arte y conocimiento los complejos ingenios que asegurarían su supervivencia. Sutiles navíos de seda, leves como la brisa. Dormitorios de sueño eterno para la larga travesía. Pilotos inmortales de metal que conducirían con seguridad a la raza hasta su destino a través de estériles distancias de nada. Y partieron de su planeta hogar hacia lejanos destinos que auguraban prosperidad. Lenta, pero masivamente las gentes migraron hacia el espacio, abandonando el mundo moribundo.
Atrás dejaron sus sombras, su genio esculpido en obras inmutables de piedra y acero, cúpulas protectoras que cobijaban conocimientos profundos de la vida y el cosmos. Pasillos interminables llenos de volumenes digitales de historia y arte. Generaciones inscritas en binario, toda la especie, todos sus genes, toda su cultura, sintetizados en el centro de un valle, repositorio de la esencia de toda la especie y sus logros.
Innumerables evos transcurrieron en aquel desolado planeta, inmutable y sin vida. Las cúpulas del legado resistieron impávidas el paso del tiempo sin esperar nada, sin ofrecer nada.
-Misión tierra a misión orbital. Cambio.
-Aquí misión orbital. ¿Estás ya en la ubicación, Rodríguez? Cambio.
-Afirmativo. Estoy en posición, las lecturas son correctas... ¡Oh...!
-¿Rodríguez? ¿Sucedió algo? Por favor, responde. Cambio.
-No pasa nada, misión orbital. Sólo tropecé con unos pedruzcos, casi me rompo la crisma.
-Ve con cuidado, Rodríguez. Mira que Fontana se encuentra con el vehículo a más de tres kilómetros al norte.
-Es curioso, antes de medio matarme, al pisar las piedras, me parecieron unas burbujas petrificadas.
-¿Burbujas petrificadas?
-Sí, pero viéndolo bien sólo es vulgar arenisca. Sólo polvo. Continúo, la temperatura:...
Atrás dejaron sus sombras, su genio esculpido en obras inmutables de piedra y acero, cúpulas protectoras que cobijaban conocimientos profundos de la vida y el cosmos. Pasillos interminables llenos de volumenes digitales de historia y arte. Generaciones inscritas en binario, toda la especie, todos sus genes, toda su cultura, sintetizados en el centro de un valle, repositorio de la esencia de toda la especie y sus logros.
Innumerables evos transcurrieron en aquel desolado planeta, inmutable y sin vida. Las cúpulas del legado resistieron impávidas el paso del tiempo sin esperar nada, sin ofrecer nada.
-Misión tierra a misión orbital. Cambio.
-Aquí misión orbital. ¿Estás ya en la ubicación, Rodríguez? Cambio.
-Afirmativo. Estoy en posición, las lecturas son correctas... ¡Oh...!
-¿Rodríguez? ¿Sucedió algo? Por favor, responde. Cambio.
-No pasa nada, misión orbital. Sólo tropecé con unos pedruzcos, casi me rompo la crisma.
-Ve con cuidado, Rodríguez. Mira que Fontana se encuentra con el vehículo a más de tres kilómetros al norte.
-Es curioso, antes de medio matarme, al pisar las piedras, me parecieron unas burbujas petrificadas.
-¿Burbujas petrificadas?
-Sí, pero viéndolo bien sólo es vulgar arenisca. Sólo polvo. Continúo, la temperatura:...
7 de junio de 2004
Media tarea
Resultados. Malo con Chile. Bueno con Perú. Sin embargo, la selección jugó igual en ambos casos: bien atrás y en el medio, débil adelante. Me preocupa la carencia absoluta de contundencia a la hora de definir los tres puntos. Si Venezuela no marca puede terminar el juego como en Perú, o como con Chile. Sin duda alguna el equipo venezolano no ocupará la última posición, pero si aspira a uno de los cinco primeros puestos, va a tener que presionar adelante y hacerlo con efectividad.
Estoy feliz, pero preocupado. Quisiera poder decir al final de esta eliminatoria, se jugó bien y se clasificó. Mucho más que terminar diciendo llanamente: Se jugó bien. Cuestiones de la inconformidad humana, y lo celebro.
Resultados, el fútbol es resultados, para mal o para bien.
Estoy feliz, pero preocupado. Quisiera poder decir al final de esta eliminatoria, se jugó bien y se clasificó. Mucho más que terminar diciendo llanamente: Se jugó bien. Cuestiones de la inconformidad humana, y lo celebro.
Resultados, el fútbol es resultados, para mal o para bien.
4 de junio de 2004
Bichos raros los tririos
El sol secante abrasa mis cabellos tostados. Un soplo de brisa caliente los esparce sobre mi rostro junto con granos de arena que picotean mis ojos. Siento la cabeza ardiendo, emanando un vapor de sesos gaseosos que se elevan vertiginosos, en espiral, hasta el sol redondo, brillante, iracundo. El salitre se deposita en lajas sobre mi frente apergaminada y las nuevas gotas de sudor se amontonan en montículos de sal hasta evaporarse en formas curiosas sobre mi piel.
Escucho el golpeteo de la arena en contra de mis cabellos, las frágiles trenzas que se deshacen y se separan de mi cráneo. Huyen mis pensamientos en el caos rojizo del mediodía y me siento no estar, a pesar del calor y los vaporones quemantes que ascienden desde la arena.
Añoro la lluvia, la humedad de agua en charcos negando el desierto. Los nubarrones oscuros refulgiendo lampos en el horizonte. Abro la boca y gesticulo dolorosamente, clamando por agua, clamando por vida. Soñando con las aguas que recorren todo, que salpican, chorrean, entran en mis ojos, en mi nariz, en mi boca...
-¿Qué ves?
La mano enguantada levanta la cabeza por los cabellos y observa con curiosidad los párpados cenicientos, las pestañas llenas de telarañas pardas y los labios agrietados que se mueven constantemente en un rezo silencioso. Luego, vuelve a depositarla sobre la arena, bajo el sol candente, en aquel desierto inmenso, total.
-Bichos raros, los tririos.
Escucho el golpeteo de la arena en contra de mis cabellos, las frágiles trenzas que se deshacen y se separan de mi cráneo. Huyen mis pensamientos en el caos rojizo del mediodía y me siento no estar, a pesar del calor y los vaporones quemantes que ascienden desde la arena.
Añoro la lluvia, la humedad de agua en charcos negando el desierto. Los nubarrones oscuros refulgiendo lampos en el horizonte. Abro la boca y gesticulo dolorosamente, clamando por agua, clamando por vida. Soñando con las aguas que recorren todo, que salpican, chorrean, entran en mis ojos, en mi nariz, en mi boca...
-¿Qué ves?
La mano enguantada levanta la cabeza por los cabellos y observa con curiosidad los párpados cenicientos, las pestañas llenas de telarañas pardas y los labios agrietados que se mueven constantemente en un rezo silencioso. Luego, vuelve a depositarla sobre la arena, bajo el sol candente, en aquel desierto inmenso, total.
-Bichos raros, los tririos.
2 de junio de 2004
Veinte años de Ciencia Ficción (parece que fue ayer)
El 24 de mayo pasado se cumplieron los 20 años de UBIK. Veinte años de CF venezolana.
El club ha desarrollado durante ese tiempo una actividad a veces febril, a veces desmayada, pero constante. Actualmente, por razones prácticas nuestra presencia es esencialmente virtual. Ya todos somos lo suficientemente grandecitos para deambular sin ayuda por los más oscuros callejones de Internet y proclamar la palabra de Bradbury, Dick, Heinlein, Ellison, Clarke, Haldeman, Le Guin y hasta Asimov, a toda criatura que medre cerca de nuestra mira láser.
Cygnus, La Gaceta de UBIK, Necronomicón, Historia Universal, Temporal, Desde El Lado Obscuro y Ubikverso son la muestra escrita de los veinte años de actividades.
Hay otras evidencias que no quedan inscritas ni en papel, ni en piedra... quedan en la mente. Tal vez las más efímeras, tal vez las más duraderas.
Yo por mi parte lo celebré dándoles el día libre todas mis neuronas... qué felicidad, sentía como algunas intentaban escabullírseme hasta por la nariz. Otras se entregaron a sinapsis desenfrenadas, cortocircuitos psicodélicos y apoptosis místicas.
Aquello fue el acabose, todo mi cerebro estaba agitado en un jolgorio caótico. Algunos dicen que vieron salirme chispas por los oídos, no puedo dar fe de ello; sin embargo, cuando me vi en el espejo, me sorprendí porque tenía erizado el cabello y había miriadas de papelitos pegados en toda mi cabeza.
Algunas neuronas desde ese día han jurado lograr la independencia total, pero no saben que abortaré su plan sedicioso con lecturasminuciosas de Nietzche, Kafka y Schopenhauer... Mientras tanto están condenadas a compartir mi destino.
El club ha desarrollado durante ese tiempo una actividad a veces febril, a veces desmayada, pero constante. Actualmente, por razones prácticas nuestra presencia es esencialmente virtual. Ya todos somos lo suficientemente grandecitos para deambular sin ayuda por los más oscuros callejones de Internet y proclamar la palabra de Bradbury, Dick, Heinlein, Ellison, Clarke, Haldeman, Le Guin y hasta Asimov, a toda criatura que medre cerca de nuestra mira láser.
Cygnus, La Gaceta de UBIK, Necronomicón, Historia Universal, Temporal, Desde El Lado Obscuro y Ubikverso son la muestra escrita de los veinte años de actividades.
Hay otras evidencias que no quedan inscritas ni en papel, ni en piedra... quedan en la mente. Tal vez las más efímeras, tal vez las más duraderas.
Yo por mi parte lo celebré dándoles el día libre todas mis neuronas... qué felicidad, sentía como algunas intentaban escabullírseme hasta por la nariz. Otras se entregaron a sinapsis desenfrenadas, cortocircuitos psicodélicos y apoptosis místicas.
Aquello fue el acabose, todo mi cerebro estaba agitado en un jolgorio caótico. Algunos dicen que vieron salirme chispas por los oídos, no puedo dar fe de ello; sin embargo, cuando me vi en el espejo, me sorprendí porque tenía erizado el cabello y había miriadas de papelitos pegados en toda mi cabeza.
Algunas neuronas desde ese día han jurado lograr la independencia total, pero no saben que abortaré su plan sedicioso con lecturasminuciosas de Nietzche, Kafka y Schopenhauer... Mientras tanto están condenadas a compartir mi destino.
1 de junio de 2004
Tiempo lacerante
Ayer, de su boca a mis labios en un aliento de sonrisas.
Hoy, en su rostro demolido en un grito hediondo a tierra.
Mañana, del olvido y de la muerte quedo exhausto y dormito, y sueño.
Del final y del comienzo en un ciclo que se repite, se repite, se repite... en tiempo lacerante.
Hoy, en su rostro demolido en un grito hediondo a tierra.
Mañana, del olvido y de la muerte quedo exhausto y dormito, y sueño.
Del final y del comienzo en un ciclo que se repite, se repite, se repite... en tiempo lacerante.
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