30 de marzo de 2004

Futebol

La semana pasada me la pasé martes y miércoles como una decorosa plasta de sofá... disfrutando de uno de los mayores placeres y angustias del ser humano: el fútbol. Es impresionante, Fili (para más señas: mi esposa) no ha podido comprender el sentido de mantener la vista puesta, durante tanto tiempo, en un poco de tipos ya creciditos que corren tras un balón. Ella siempre termina contando un antiguo chiste, pero no por ello venerable ni menos malo: "¿Por qué se pelean por una pelota si bien pueden comprarse una para cada uno?" ¿Qué puedo responder a esa pregunta tendenciosa? Sobre todo cuando es probable que en medio de mi réplica Ronaldo marque gol... ni pensarlo, mejor discriminar la fuente sonora que más nos conviene, la de los altoparlantes del televisor.
Ahora bien, dediqué esas dos tardes a ver los juegos de la copa de campeones de Europa: los emparejamientos ya conocidos, Milan-Deportivo La Coruña, Porto-Lyon, Real Madrid-Mónaco y Chelsea-Arsenal... Todos tuvieron su impresionante dosis de tensión y emociones infartantes. Parece casi seguro, si nos fíamos de los resultados del juego de ida, desastroso fiarse de algo tan endeble y engañoso, que los equipos de semifinales son Milan, Porto, Real Madrid y Arsenal.
Milan es uno fijo en semifinales, el Deportivo parece que llegó al límite de sus posibilidades y el Milan se mostró más temible que nunca, inmisericorde. Porto se vió muy bien, dominador, controlador de balón. Su defensa, sin embargo, dió más de un susto y permite el espacio de la duda, la posibilidad de una debacle si la media cancha es perdida. Real Madrid fue otro grande, con el hundimiento doméstico aparentemente lejano. Los dos goles del Mónaco asustan, si el Madrid se enreda y el Mónaco se inspira, la eliminatoria puede depararnos una sorpresa. Por último, el conflicto inglés fue el más equilibrado. Aunque al comienzo del partido me pareció ver al Arsenal sobrado, luego el Chelsea a punta de voluntad y velocidad equilibró la situación y marcó primero... Durante unos diez minutos pareció que iba a sentenciar la eliminatoria, pero luego el Arsenal puso el orden al empatar y terminó controlando el juego.
¡Caray! Se me pasó la mano de paja loca, pero cuando hablo de fútbol me extiendo sin pensarlo... aunque el mejor fútbol que he visto y su mejor equipo no han sido precisamente de fútbol, ni sus jugadores seres humanos. Pero hablar de Fuqui FC es otro cuento y para eso éste no es el momento.
Por ahora (famosas palabras dadoras de poder), esperemos la vuelta y tendremos la certeza de las semifinales.

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