Ayer, de su boca a mis labios en un aliento de sonrisas.
Hoy, en su rostro demolido en un grito hediondo a tierra.
Mañana, del olvido y de la muerte quedo exhausto y dormito, y sueño.
Del final y del comienzo en un ciclo que se repite, se repite, se repite... en tiempo lacerante.
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