24 de agosto de 2005

Crónica tertuliosa de un 30 de julio

El superpasado 30 de julio se realizó la III tertulia de CF, etcétera, etcétera, etcétera... y no menciono la Fantasía y el Terror porque brillaron por su ausencia. Tal vez una referencia al juego de video Resident Evil 4 (si eso se puede llamar una alusión académica al género del Terror).
La reunión informal se celebró en la terracita de la Fuente de Soda El León en La Castellana (donde se piensa celebrar la próxima tertulia este sábado venidero). Asistimos unos cuantos locos que leemos CF y demás hierbas desde hace unos cuantos años y aún lo hacemos aunque el sentido común parecen señalar con demasiada sensatez que debiéramos dedicarnos a tareas menos irrealistas y más "productivas" (tremendo estremecimiento colocar tales palabras y en esa secuencia con su carga semántica).
Ojalá que la actividad dure el doble de lo que como actividad humana tiene que durar, que se afinque y tienda sus raíces y cuando le de la gana rinda frutos.
Seguidamente copio la crónica que en un momento de espasmo cerebral llegué a escribir (el tono personal es absoluta culpa mía, pero la verdad es que sí estuve allí):

"Llegué tarde a la fuente de soda El León (quizás las cinco de la tarde), lo admito, pero llegué quinto y hubo siete que llegaron después de mí (probable indicador de lo dispersa que fue la reunión). Ya estaba Juan Raffo, quien fue engañado con artes ignotas para fungir de maestro de ceremonias de la tercera tertulia ante la ausencia de Susana Sussmann. Apenas llegué, y debo mencionar que bien acompañado porque si no cualquiera pensaría lo peor de mí, se retiró uno de los tertulianos cuyo nombre no logro aún recordar pues apenas nos presentamos huyó por la derecha. El sol ya declinaba en algún punto del oeste, pero sus rayos oblicuos herían mis ojos y un calorcillo desagradable aún podía sentirse en el cuerpo. Estaban presentes el susodicho Juan Raffo con una cámara fotográfica de batería exhausta, Guido Nuñez, biólogo visitante de la lejana Mérida y José Contreras, químico erudito versado en el conocimiento del mono acuático y otros secretos.

Lo acontecido antes de nuestra llegada (yo y mis acompañantes), lo ignoro. Según Juan, había sido tentado cual apóstol por el abandono y estuvo a punto de marcharse, pero almas perdidas llegaron a tiempo para redimirlo y esclavizarlo a un futuro de CF, Fantasía y Terror. He dicho que llegué bien acompañado porque fui maniatado por mi esposa (Fili) y mis dos hijas y obligado por antiguas artes Bene Gesserit a llevarlas a la reunión... afortunadamente, pues fueron las únicas féminas que se apersonaron en toda la noche (uno de los mayores misterios del género fantástico es esa preponderancia masculina -que lo digan los fantasmas del reino de Ubikness).

La conversación se inició lentamente, como con la intención de afianzar las palabras por temor a perderlas en una ventolera. No pasaron diez minutos y llegó la primera oleada de la gente de Umbral (Walter et al.). Ya nos habíamos cambiado de la mesa de cuatro puestos a una siamesa donde se pudieron encasquetar más diez asientos. Casi enseguida llegó también Víctor Pineda. José Contreras marcó la pauta de ese inicio trémulo, planteándome su inquietud de hablar sobre los libros gratis, luego discurrió como todo buen amante del género a otros temas de ciencia y CF, incluyendo una interesante explicación del ascensor de nanotubos. En ese momento la conversación comenzó una combustión más eficiente y se habló de feminismo y varones domados, aprovechando que las tres mujeres se habían ido momentáneamente al McDonalds cercano a comprar unos helados (visiblemente insatisfechas por la calidad del helado de la fuente de soda).

Curiosamente se habló de los objetivos de UBIK y de Umbral, la coincidencia en las metas trazadas por ambas asociaciones sólo podría sorprender a un oligofrénico; sin embargo, quedamos sorprendidos y transamos en que UBIK se dedicara a compilar la palabra y Umbral a predicarla. Los umbralosos ante las preguntas de los presentes informaron que afortunadamente no se había grabado la emisión radiofónica del primer programa de los miembros del grupo. De tal manera que la posteridad no se enterará jamás de lo dicho en dicho programa, pero rogamos a los testigos presenciales por un resumen. Los ubikuos por su parte mostraron el acta constitutiva en su enésima versión, comentaron el descubrimiento de la supervivencia y aparente buena salud del UBIK USB y la intención de uno de sus miembros de organizar un congreso de Ciencia Ficción el año próximo. Lamentablemente, Christian León, ubikuo-USB, propulsor de la iniciativa no se presentó, por lo que no se adelantó nada más en ese sentido.

En ese momento la charla se diversificó por fisión multitudinaria, se hablaba de Memento mori, de glicólisis, de Asimov, de Alzheimer y del mono acuático. En algún punto cercano de las seis de la tarde, José Contreras propuso hablar sobre los libros gratis y nunca terminamos de escuchar su propuesta porque ya conocemos lo polémico que resulta ese tema. La noche se avecinaba y los umbralosos y José se ahuyentaron como una especie de antivampiros y nos dejaron más desamparados que población desplazada por alguna jihad de un nuevo Kwisatz Haderach.

En ese momento Juan Raffo desahució a su cámara fotográfica por falta de energía, nos quejamos por lo escuálida que pintaba la tertulia de ese instante en adelante y por arte de magia dimos otro ejemplo de lo extremadamente adaptable que es el Homo sapiens a situaciones desfavorables: la conversación volvió a animarse y se habló mucho sobre la escasez de libros de CF que es patente en cualquier librería venezolana, se habló de autores y de cuál fue nuestro bautismo en el género. Yo volví nuevamente a fastidiar con mi incapacidad de leer obras de gran longitud sentado frente a una pantalla de computador: una nalguita sí y otra no, inclinado hacia delante o reclinado hacia atrás lo más posible, leyendo lentamente hasta que los calambres te atormenten por los siglos de los siglos, pero aparentemente nadie más sufre de tales inconvenientes ergonómicos. Guido Núñez me propuso usar un PDA para aliviar mi escozor tecnológico y nos mostró su nuevo nené, le sonreímos e hicimos morisquetas a la HP Jornada y hasta más de una mala idea pasó por mi cabeza (y no piensen mal que todas se relacionaban con la lectura). Tal vez haya una esperanza para la carencia de literatura de CF en Venezuela, tal vez la tecnología se esté acercando a la verdadera comodidad del papel.

Quizás serían unos minutos después de las siete de la noche cuando apareció Alexis y la segunda ola de umbralosos. El hombre parecía un tantín desorientado y pasó un par de veces a nuestro lado sin darse cuenta del tema de conversación que tratábamos, cuando se encaramó en la mesa fue que notó nuestra presencia. Alexis había estado en la charla sobre clonación que se había dictado en el planetario. La charla en cuestión había comenzado con la exhibición de un capítulo de Enterprise que tocaba el tema. Alexis nos hizo un resumen de lo acontecido y la tertulia se decantó en una interesante discusión sobre clonación y células madre. A mitad de lo mejor de la conversa algún extraterrestre aumentó el volumen de la música de ambiente hasta tal punto que todo el ambiente se hizo música estridente y sólo podíamos observar nuestros labios moverse. Justo entonces se produjo la migración al lugar más apartado de la terraza; allí, con un nivel justo y adecuado de sonido ambiental, la tertulia se prolongó hasta las diez y media de la noche. En la nueva ubicación se prosiguió la charla sobre anime japonés, redes neurales y comunicación entre neuronas, nanobots y revolución tecnológica. Cuando ya nuestros organismos estaban exhaustos de tanto metabolizar etanol, llegó una promotora de Solera y nos presentó la promoción imperdible de traga-más-cerveza-para-ganar-muchos-premios-incluso-más-cerveza, pero ya no éramos los mismos jóvenes del principio (algunos quizás nunca lo fuimos) y la reunión estaba llegando a su fin. En algún momento debía interpretar el papel de padre responsable y por eso lo hice justo en ese momento, había llegado la hora de decir adiós y dije: adiós.

Mucho me gustaría hablar más de los sucesos que acontecieron ese día sábado pero mi memoria atenazada por el Alzheimer no ha logrado recordarlos... ¿He terminado?

¿Alguien puede aportar detalles que enriquezcan la crónica?

Faltan las fotos de Juan Raffo y José Contreras...

Colocaré este archivo en la página de UBIK... qué más, qué más... Lo he olvidado".