7 de junio de 2005

Una tertulia y la literatura de ficción

Bueno, ya ha pasado más de una semana de la primera tertulia caraqueña de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror. El reporte lo pueden leer en la página de UBIK y de ñapa pueden ver las divagaciones personales de un asistente en la bitácora de UBIK.
Como esperaba, la tertulia sirvió principalmente para vernos las caras, saber que había gente detrás de todas aquellas palabras en las listas de correo, hablar un poco de todo sobre algo que nos apasiona, conseguir "datos" sobre libros, películas o lugares de Internet e inyectarle nuevos bríos a nuestra afición.
Confieso que también fue interesante leer los comentarios de gente ajena al género en otros blogs, había de todo: curiosidad, incredulidad, menosprecio y hasta fatalismo. Un lugar común parecía ser el pensamiento de una supuesta incompatibilidad de un género como la Ciencia Ficción con nuestra "realidad sociotecnológica", no se escribe ni se lee Ciencia Ficción porque el venezolano y Venezuela misma están en un camino histórico (¿de desarrollo?) que es absolutamente diferente al del resto de la humanidad, somos cuerpos extraños en nuestro tiempo; la única salida posible ante nuestro divorcio con la modernidad es profundizando nuestro apartheid cientifico-tecnológico contemplando nuestros propios ombligos.
Personalmente pienso que la verdadera razón por la que no se lee Ciencia Ficción en Venezuela, no es porque en Venezuela no haya ciencia ni tecnología (algo tan falso como un billete de once mil bolívares), creo que no se lee CF por la misma razón por la que se lee poca literatura de ficción en Venezuela y casi me atrevería a asegurar que es la misma razón por la que el venezolano, en general, lee poco. Las causas habría que buscarlas en la raíz: El sistema educativo no estimula la lectura en los niños, pues aparentemente se encarga de hacer la tarea los pequeños cuesta arriba. Reducen toda relación del estudiante con la literatura al pesado estudio de fórmulas gramaticales y normas sintácticas; luego, en el bachillerato el crimen se consuma. La magia de la imaginación y el escape que da una prosa libre quedan muy lejos de las aulas de clase. Es como si conscientemente acorralaran al estudiante y lo enviaran en tropel, desbocados por un sólo camino de locura y aburrimiento. No es de extrañar la aversión que experimentan por todo aquello que está escrito, ni mucho menos las horas eternas malgastadas frente al televisor, quien se encarga de brindarle grandes dosis de fácil escapismo a toda aquella imaginación que ha sido reprimida.
Las consecuencias son personas que leen poco y escriben muy mal. No es sólo Ciencia Ficción, o Fantasía, o Terror. No es que nos gusta el realismo y aborrecemos la fantasía. La única realidad es que no sabemos leer, tememos leer, odiamos leer... Desarrollamos alternativas que suplen la necesidad de lectura, para mal o para bien.
¿Tenemos una fuerte literatura de Ciencia Ficción? No. ¿Tenemos una fuerte literatura... de cualquier tipo? No. La solución no está en mirarnos el ombligo y recurrir al maniqueísmo que nos ha postrado en un oscuro sótano. La solución está en las aulas, en las bases... como es el caso de los tantos problemas que nos aquejan.
Pero de eso no hablamos en aquella primera tertulia, quizás hubiéramos debido hacerlo, pero no lo hicimos, optamos por hablar de nuestra afición y lo hicimos con pasión.

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