Lo del sábado bien pudo ser el último tiro de la selección nacional de fútbol. La esperanza, mientras aún hay probabilidades, tiende al infinito. Sin embargo, lo mostrado en Maracaibo es indicador de que todavía no es el momento de la selección.
El infantil error a los 2 minutos de juego pudo haber sido lapidario, de no haber mediado la mejora en el funcionamientro del equipo y la expulsión de Diogo casi a los 30 minutos del primer tiempo; quedamos con un hilo de vida. La verdad es que aún Venezuela no está madura para un desafío mundialista, necesita comenzar los partidos concentrada, inmersa en el cotejo, con la vista fija en el objetivo final. Porque una pregunta que debemos hacernos es ¿en cuántos partidos Venezuela ha encajado un gol en los primeros quince minutos? Eso es demasiada concesión para un equipo que aspire a clasificar a un mundial. El progreso es evidente, pero a pesar de las esperanzas, la tarea luce cuesta arriba. Estaré ligando al equipo hasta el final.
Por todo eso, la pregunta más importante no es: ¿Vamos para el mundial? La pregunta es: ¿Tenemos generación de relevo para mantener las opciones para el 2010? Si hay material y visión de futuro continuaremos dando la lucha hasta el 2052. El que persevera alcanza.
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