Lentamente la nueva sustancia surtió efecto. Los párpados se agitaron y el ser abrió los ojos.
-El procedimiento dio resultado; ya no está muerto. -Registró el investigador en su diario.
El engendro abrió la boca, deforme de dolor, emitió un sonoro estertor y volvió a morir.
-Procedimiento exitoso -agregó el científico-, tengo poder sobre la vida y la muerte.
Se inclinó sobre el cuerpo inerme y volvió a inyectarle el líquido ámbar de la jeringa.
(Producto esquizoide de un taller literario - agosto 2004)
3 comentarios:
Fugaz y brillante. Muy buen cuento.
El poder sobre la vida y la muerte... por unos pocos segundos...
Hola.
Me ha encantado este relato, y me gustaría publicarlo en Efímero, un ezine de microrrelatos que edito (puedes verlo en http://www.edicionesefimeras.com). Si estás interesado, coméntamelo.
Un saludote, Santi Eximeno.
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