School days es una serie corta de anime de 12 capítulos (se transmitió en Japón entre julio y septiembre del año pasado). Verla fue para mí un deleite, principalmente por dos razones: su historia bien contada y el hábil manejo de los paradigmas de un género del manga.
School days comienza como una sencilla historia romántica que plantea un triángulo amoroso de jóvenes estudiantes de bachillerato (típica temática del cómic japonés). Los primeros capítulos desarrollan los enredos y peripecias de los protagonistas en su aventura sentimental. Nuevas féminas comienzan a complicar el panorama de esta comedia y el conocedor del manga cree ilusamente estar en presencia de un anime de harén, como es el caso de los emblemáticos Love Hina, Ichigo 100% o I''s.
Makoto Ito es un estudiante enamorado de una muchacha (Kotonoha Katsura) de su colegio que ha observado todos los días en el tren en el camino de regreso a casa. Sin que la chica se dé cuenta, Makoto le toma una foto con su celular. Sekai Saionji, compañera de clases de Makoto, por accidente descubre la foto de la muchacha en el celular de éste y se propone ayudarlo a conquistarla. Luego de varios intentos, el plan de Sekai tiene éxito: Makoto se declara y se hacen novios. Sin embargo, cuando Makoto le agradece a Sekai su ayuda, ésta le da un beso, ya está listo el pastel: la típica trama de un manga de harén... pero de eso nones.
El manejo de los códigos que caracterizan ese género es perfecto y la deriva fuera de lo convencional también lo es: los tiempos son controlados con precisión, la psicología de los personajes es modulada por las interacciones entre ellos. Todo cambia, nada es eterno e inmutable.
Al igual que una langosta que muere en el calentamiento paulatino de la olla familiar, nosotros no nos damos cuenta de que la inocencia y la chanza han dado paso a algo más serio y sórdido. Mientras pasan los capítulos se presiente el cambio, al principio no se es consciente del mismo, pero después la acumulación de pistas lo hace inobjetable y ya se comienza a dudar del típico final feliz.
Depravación, engaño, locura y degeneración son los principales descriptores de la serie. Las acciones presentes tienen consecuencias futuras, todo va (de)cayendo por una espiral y a medida que descendemos, el vértigo se apodera de nuestros sentidos y nos conduce, con la boca abierta y todo, al crudo final.
Una serie para público con criterio bien formado, como relataba el grave vozarrón de un antiguo control parental televisivo.
La serie de anime está basada en un video juego, pero de eso no estoy ni pendiente.
2 comentarios:
Suena interesante, creo que lo hubiera dejado a medias pensando que era el típico drama sexual adolescente de anime.
Abrá que darle un ojo
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