Apocalipsis.
Mi blasón imperial está marchito. He llamado a los hombres más sabios entre los sabios, señores del bien y del mal, de la vida y de la muerte, domeñadores de la entropía. He hablado y mi palabra les ha indicado el camino, nuestro glorioso destino. Ahora no moriré solo.
Era un Apocalipsis muy especial
que tomé entre mis manos en embeleso de enamorado para observarlo mejor, sentí su terrible irradiación mortal destruir mis tejidos. Mis ojos se consumieron en una última mirada, también la calle, la cuadra, la manzana, la urbanización, la ciudad, el país, el mundo...
Apoca Elipsis.
Dios se alzó imponente sobre el hombre. Este desfalleció de terror y clamó piedad en su última hora. Dios misericordioso todopoderoso creador del cielo y de la tierra lanzó el fuego purificador sobre el hombre, sobre sus hijos, sobre sus nietos. Fuego final de Dios sobre su descendencia.
Originalmente fueron ocho: los tres de arriba y cinco titulados: "Las puertas del fin del mundo", "Al final, el Apocalipsis", "Inicio Apocalipsis inicio", "Apocalipsis recursivo" y "Apocalipsis personal". Esos otros microcuentos acerca del apocalipsis los pueden leer (junto con 77 de otros autores) en Axxón: 82 ficciones apocalípticas.
Pero no quería dejar a estos tres en un oscuro archivo digital... eso es todo.
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