Confieso que tenía tiempo sin tener tiempo para dejarme llevar con una historia y en este caso, con la lectura de este libro de Stephen King, tampoco lo tenía. Sin embargo, "Mientras escribo" me ataco cobardemente en mi punto flaco: mi pasión por la literatura. Es que "Mientras escribo" destila amor por la literatura por los cuatro costados y el lomo.
El libro es una especie de compendio de la práctica literaria de Stephen King. Un manual de procedimientos King para la escritura de literatura de ficción. El hombre se faja a desmenuzar su faena de escritor para presentársela como consejos al lector con aspiraciones de narrador. Una de las máximas de King es la sinceridad, no mentir a la hora de fraguar el mundo de fantasía. ¿Un contrasentido? En lo más mínimo, no mentir para King significa rehuir de posturas afectadas. En pocas palabras el autor debe ser auténtico en su literatura o corre el riesgo de no convencer ni a su madre.
Esa sinceridad fue la que compró mi atención durante este fin de semana y no me permitió parar hasta que llegué hasta la página final. Sin embargo, la principal lección que saqué de la lectura no tuvo que ver con valoraciones del tipo verdad o mentira, provino de la noción de King sobre el proceso de estructurar la historia. Stephen King considera que fraguar la historia no es sentarse con una libretita de notas y pensarse hasta el último detalle de la trama. Para él lo básico es la idea y una noción de la trama que permita a los personajes interactuar, luego la historia la contarán ellos solitos. El proceso según King es lo más parecido a una excavación paleontológica: iremos descubriendo la historia a medida que la desenterramos.
Cada escritor tendrá la forma de matar sus pulgas, pero a mí me resultó un alivio constatar que no es necesario escribir un libro antes de sentarse a escribirlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario