25 de enero de 2005
Otros microcuentos
El Sueño.
Cuando Dios por fin despertó ya la Tierra había desaparecido.
La Milésima Mentira.
Al final de su vida, Goebbels no se lo podía creer, estaba maravillado por la enormidad de la mentira del enemigo.
Desayuno, Almuerzo y Cena.
...y el último cochinito construyó un eficiente horno de arcilla para el hambriento lobo.
Armagedón.
En la batalla final el batallón de los justos fue arrollado por las hordas de los perdidos.
Don.
Ver el futuro le causó una gran conmoción: Años estériles perdidos en enormes y ricos salones. Conoció con resignación la futilidad de la opulencia y el sinsentido de un apellido. En un arranque de creatividad, nunca visto en sus episodios futuros, tomó una pistola y burló al destino.
Dogma.
Cuando la inquisición le preguntó a Galileo en su lecho de muerte qué se movía, trémulo respondió:
--Mi corazón, mi corazón.
Yamamoto.
El cuerpo de Yamamoto entró en barreno mucho antes de que la metralla enemiga lo hiciera pedazos. La perdición lo arropó en su cuna cuando comenzó a soñar con acorazados de jengibre en las costas de Hawai.
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